Hoy en día es de notar como las nuevas tecnologías consumen nuestro mundo en cualquier lugar o espacio en el que se está presente.
En la modernidad el ser humano junto con las nuevas tecnologías tienen la posibilidad de poseer información, casi de cualquier tipo, y se ve también como en el campo científico las prótesis, vacunas, entre otras son responsables de nuevos logros que se creían inalcanzables, o quizá la manera en que hoy en día el ser humano ha empezado a interactuar con otros individuos por medios tecnológicos y poco sensoriales.
Hago referencia a lo anterior queriendo mostrar, como con el pasar de los años estos nuevos elementos modernos, aunque útiles y eficientes, han logrado disminuir la capacidad de conexión y como también esto nos ha llevado a confiar más en aparatos inertes.
Para ello los términos Cyborgs y ontología, es en este caso los más apropiados para definir y explicar este fenómeno de la modernidad.
La ontología se denomina como el estudio filosófico del ente, es decir que establece ciertas características generales que pueden estructurarse como objeto existente pero sin tener en cuenta las características propias que los denominan como un objeto determinado.
Según Haraway, Cyborgs es “un organismos cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción”, es decir, la manera en la cual en el último siglo el Cyborgs se ha ido convirtiendo en la manera de leer a el hombre de la modernidad, la conexión fuerte entre hombre y maquina.
Hombre y maquina desde un solo punto, una sola escritura, y modos de pensar unificados en redes cibernéticas, creadas para la evolución del mundo y para la conexión de culturas distintas, pero que involuntariamente van acabando con eso para lo que fueron creadas, es decir, que el Cyborgs, consume casi todo a tal punto, de tener la responsabilidad de manipular y trasformar las culturas de la humanidad, liberándonos de pautas de identidad, siendo así mismo capaz de excluir sexos y géneros, ya que estos organismos, cobijados por el hombre van adquiriendo poco a poco una identidad propia, pero absurda a la vez, pues poseen poderes instituidos por el sujeto de hoy; pero esto no significa que se genere una unificación de la humanidad, pues el individuo sigue existiendo, solo que bajo nuevos códigos de comunicación, en palabras más claras, sería el nacimiento de un nuevo concepto de humanidad, de sujeto-cibernético, pero sin que el sujeto del siglo XXI deje de existir.
Y en ningún momento mi intención es tachar o renegar de las nuevas tecnologías o de las evoluciones que surgen y que están por venir, si no por el contrario mi intención es netamente a favor, pero queriendo hacer notar “el yo dividido y contradictorio es el que puede interrogar los posicionamientos y ser tenido como responsable el que puede contribuir y unirse a conversaciones racionales e imaginaciones fantásticas que cambian la historia” (Haraway).
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